Poemas de Marcelo Canavire Castillo (1976)

21 grados Celsius

El tiempo corre al fin
a su ritmo
el vigor de la guayaba
toma el color que debe
los vientos danzan
se armonizan
con exhalaciones
los caminantes callejeros
desfilan
sin prisa ni pereza
el hielo en mi té
extiende su vida
y muere con decoro
los cristales no se empañan
las palabras no secan labios
las sábanas se abrazan con los sueños
y las hojas de mi libro
creen poder alcanzar
perpetuidad
en los silencios
sin ebullir palabras
ni congelar recuerdos.
En el Uber
Adoro la neblina
aquella intermitente
del décimo tabaco
estrangulado
colillas estampadas
de merlot
invitándome
palabras
de dos en dos
sin filtro
ni lenguaje de señas
buscando el frio
que deja el hielo
bañado en singani
cuando la noche
moribunda
balbucea
y las luces
de cantinas tenues
se van apagando
con el sol
de la realidad.
A las tres de la mañana
Siempre a las tres
me pongo de pie
camino
lazarillo ausente
bebo agua
con esfuerzo
en la palma de mi mano
levanto la cabeza
saludo con el ceño
y el espejo
me recuera
el trato
de no matarnos
uno al otro

a veces le fallo
a veces no está
a veces viene otro.
Rio
Cargo la piel con esfuerzo
el sol me lanza brisas frías
se me olvida exhalar
cierro los ojos nublados
y el pasado retruca

el Cachimayu suena
tengo las manos pequeñas
le temo a las ramas que trae el rio
a la orilla de piedras medianas
a caminar sobre ellas
descalzo
de noche
la fogata no ilumina
forma penumbras que gritan
que acusan y bailan
me empujan a la orilla

el rio me llama
con timbal de piedra
saldo una deuda casi extinta
bebo el río
él estira el brazo
y me lleva.
Nunca 

Pocas veces
he pisado el asfalto
de otra calle
con los pies desnudos

pocas veces
he lustrado manzanas rojas
en overol
deshilachado

poco es el tiempo
que la lluvia me pellizca
antes de correr
a lo absurdo

poco es el tiempo
que resisto al sol
y su lengua de gato
pasear rechinando

poca gente
se siente a gusto
en mi sillón roto
que huele a Jack Danniels

poca gente
puede leer las manchas
que la humedad me dedica
en mi firmamento de yeso.
Rutina

Por las mañanas
con absoluto
desprecio
miro al sol
lo desafío
culpo a su luz
por mostrarme
la última senda
y el primer paso
tibio
que ya casi no siento
bajo los pies
me aleja
de los sueños
enmohecidos
y borra a diario
el mapa
detallado
revelado
en las sábanas
y su relieve
disuelto
por la rutina
que deterge
las úlceras
de mi anhelo.

Carboncillo


Esbozas en vano
un rostro
el viento
escupe arena
borra recuerdos
imágenes
curvas
y sombras
te rindes
desaliñado
desdichado
te quiebras
una y otra vez
sin dejar trazo
solo surcos
en blanco
al final
solo escribes
un nombre
y en grafito
lo apuñalas.

Marcelo es arquitecto de profesión egresado de la Universidad Mayor de San Simón, Docente, con postgrados en Escritura Creativa, Educación Superior y diversas especialidades Técnicas. Asiduo asistente a múltiples talleres de poesía y filosofía, hoy a sus 45 años decide abrir su libreta de escritos y afinarlos a su contemporaneidad. En sinergia con los poetas de Llamarada Verde, ha realizado diversas lecturas, invitado por los diferentes colectivos  poéticos de Bolivia.

Podés seguir a marcelo en:

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: